Cuentan que una hermosa joven llamada Clitie se enamoró del dios Apolo. Durante largos períodos su amado la abandonaba y ella se sentía morir; aunque ella soportó el dolor de su ausencia y nunca le reclamó un día el dios del sol la abandonó definitivamente y puso fin a la relación amorosa con ella.
Clitie se consumió de amor por él y día y noche se sentó desnuda sobre la tierra sin peinar sus cabellos (pues así se acostumbraba entonces demostrar dolor), libre de adornos.
Durante nueve largos dias se privó de agua y de comida; solo se alimentó de rocío de la mañana y de sus propias lágrimas, que no fueron pocas y no se movió de la tierra.
Solamente contemplaba el rostro del dios en su caminar y hacia él dirigía su cara.
Dicen que poco a poco se fue secando y que sus hermosas piernas y brazos se clavaron en el suelo y echaron raíces. Una amarillenta palidez y en otras partes un color rojizo y una apariencia de flor fue cubriendo su cara.
Historia del camalote (leyenda)